Por Santiago Altriaga
Todas las actividades generan
residuos y las humanas no escapan a la norma. Las nuevas edificaciones dentro
de las ciudades si bien generan beneficios, al mismo tiempo dejan cantidades
considerables de desechos. En el campo, las deforestaciones controladas para
una nueva siembra generan residuos al igual que la merma de la producción, que
son aprovechados por las y los productores para la realización del abono
orgánico.
Los equipos electrónicos, al
estar expuestos a las condiciones presentes en los vertederos (al aire libre,
con lluvia esporádica), contaminan los suelos y las aguas subterráneas con
plomo, ni mencionar los efectos que genera en el deterioro de la calidad de
aire por la incineración de los mismos. Tampoco podemos dejar fuera, los
efectos drásticos sobre los nichos ecológicos, al ser Venezuela uno de los
países más mega diversos del planeta, es importante desarrollar medidas
mitigantes que preserven esa riqueza natural.
Hablamos de desarrollo, y su
incidencia en los patrones de consumo en la población, bajo la lógica del
mercado, es necesaria la constante actualización de equipos tecnológicos solo
por estar a tono con las normas que establece la moda. El consumismo exacerbado
de todo lo que la caja tonta dice.
Los 28 millones de venezolanos, como
sujetos gregarios, hemos vinculado a nuestra cotidianidad, el uso de los
equipos tecnológicos para diversos fines. En esa lógica humana de interacción,
los mercados identifican un potencial de consumo en nosotros y lanzan
tendencias e innovaciones tecnológicas que terminan siendo parte de un
problema.
Si bien comprendemos que el proceso
de transformación social va encaminado hacia la confrontación de esas
contradicciones consumistas de nuestra sociedad, no hay que esperar a que
llegue la catástrofe para actuar. ¿Cómo se puede aprovechar una computadora
vieja y un teléfono celular?, ¿Es rentable y posible aprovechar los residuos
tecnológicos monetariamente hablando?, ¿Cuáles minerales son recuperables de
los equipos electrónicos? Vamos traer las cifras para graficar de lo antes
expuesto.
En Argentina, para 2009, según la
organización ambientalista Greenpeace, si el país hubiera reciclado los 10
millones de teléfonos celulares que fueron descartados en 2011, habría obtenido
casi US$12,5 millones en oro, US$1,8 millones en plata y US$664.000 en cobre.
Es necesario destacar, que por cada tonelada de equipos computacionales, se
pueden extraer 100 gramos de Oro.
Otro dato importante para avanzar en
la construcción de una planificación nacional prospectiva, queda registrado en
2010 por la Plataforma Regional de Residuos Electrónicos en Latinoamérica y el
Caribe (RELAC), quienes luego de un estudio publicado ese mismo año, establecen
que en Argentina los ciudadanos tiran unos 3 kilogramos de basura electrónica
cada año, mientras que en el resto de América Latina la cifra oscila entre 2,4
y 4,2 kg.
Ese aparente problema ambiental,
representa una oportunidad para el desarrollo integral del país, debido a que,
según la canadiense RIM, Venezuela concentra 11% de “smartphones” vendidos en
la región, cifra que estará alrededor de 10 millones de teléfonos al cierre de
2009. Sin dejar fuera de la cuantificación electrónica, hasta el 2006, según
cifras del Banco Mundial, el número de computadoras per capital en Venezuela
era de 82 por cada 1000 habitantes.
Es
por ello que en la mal llamada “basura”, se encuentra un tesoro mal
comprendido.
Por
lo que se propone:
·
Reutilización:
Dentro de
las instituciones, los equipos que son remplazados, cuentan con un periodo de
vida útil muy grande, que puede ser aprovechado por las mismas instancias del
gobierno o por consejos comunales que demanden equipos para la alfabetización
tecnológica. Con Software Libre, los equipos que desde la óptica del privativo
no son útiles, pueden ser aprovechados al máximo por los mismos planes del
gobierno como los INFOCENTROS o salas comunales de acceso libre al internet.
Además, mediante la reutilización y aprovechamiento de los minerales extraídos
de los residuos electrónicos, se puede reducir la explotación de oro y otros
minerales que tanto daño generan a la naturaleza.
·
Legislación
para la particularidad: Proponemos
la creación de una unidad o dirección dentro del ministerio del ambiente, que
desarrolle un plan nacional prospectivo para el aprovechamiento de los residuos
electrónicos. En ese mismo orden de ideas, desarrollar desde una comisión
conjunta, entre el Ministerio del Poder Popular para el Ambiente y el
Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología, una propuesta de
ley que aborde todo lo necesario para comenzar a atender los residuos y
desechos electrónicos.
·
Plan
piloto para la Recolección de los residuos electrónicos: Por bienes nacionales, las
instituciones gubernamentales, en sus depósitos, cuentan con toneladas de
equipos electrónicos en desuso, motivado al avance tecnológico y a la
inevitable inoperatividad que tienen ante los retos de las metas operativas de
sus responsabilidades.
·
Líneas
de Investigación: Proponer
desde el Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y la Tecnología,
convenios y acuerdos entre dicho ente y las universidades del país, de forma
tal, que se destine un apoyo significativo a la innovación e investigación
sobre el aprovechamiento de los residuos electrónicos.
·
Política
de Estado sobre el aprovechamiento de los residuos electrónicos: Venezuela es uno de los
países con mayor legislación ambiental, sin embargo, es curioso que ante tal
vanguardia legal, las instituciones responsables de la materia ambiental (Ministerio
del Poder Popular Para El Ambiente) no cuenten con avances en esta materia. Ni
mucho menos, cuentan con cifras sobre; la generación total de residuos electrónicos en el país per cápita
anual.
Los problemas siempre serán problemas
mientras que la concepción sobre los mismos no cambie y se asuman como una
oportunidad. En el desarrollo social y económico de una nación sucede lo mismo,
las naciones deben avanzar en la senda de garantizar la mayor suma de felicidad
a la población.