Amor mío, te perdiste,
De repente amanecí y transcurrieron 10 años, perseguí en sueños tu sombra y al acercarme me llevé un gran susto,
¡no eras tu!, era un espejismo de ti, parecía el oasis del sahara.
De repente amanecí y transcurrieron 10 años, perseguí en sueños tu sombra y al acercarme me llevé un gran susto,
¡no eras tu!, era un espejismo de ti, parecía el oasis del sahara.
Tras ese desencanto, luego de ese sismo emocional salí a las calles, iba en la camioneta, la de la ruta propatria centro, ¡y te volví a ver!,
Grité al conductor, ¡hombre detente que es de vida o muerte!, la muerte de mi querer la vida de mi vida,
Bajé corriendo, cual participante de un maratón, llegué cansado, y luego de un insulto y unos buenos golpes, comprendí que no eras tu.
Grité al conductor, ¡hombre detente que es de vida o muerte!, la muerte de mi querer la vida de mi vida,
Bajé corriendo, cual participante de un maratón, llegué cansado, y luego de un insulto y unos buenos golpes, comprendí que no eras tu.
Quizás sea la esperanza de encontrarte la que me mantiene aferrado a luchar contra la rutina, dejaré las cursilería, tomaré el fusil e iré contra el mundo por rescatarte, porque en estos tiempos, los secuestros de las mayores esperanzas son tan comunes como ver una mala película y escuchar una lista de las peores canciones de la existencia.