martes, 18 de junio de 2013

Te espera el asiento



Martes gloriosos martes,
no se tu nombre, no se tu apellido,
pero el brillo en tu piel alivia ese enigma,

Es increíble como de un momento a otro una mirada puede aflorar la imaginación de un majadero cualquiera,
el roce con tu pierna, nervios,
el roce con tu brazo, risas,
esas simples palabras que resumen toda una vida, 
toda una hora de silencios escandalosos,
todavía recuerdo el gris de su camisa, el azul de su falda,
la claridad de su piel y el misterio de su sonrisa.

Ni imaginas, como mi mente construye un cuento incontable mientras el bus se detiene cada 5 minutos para recoger pasajeros, 
pasajeros que como tu, que como io, sueñan en todo, sueñan despiertos, sueñan en que no se termine nunca el viaje.

En esa corta despedida, fueron muy precisas tus palabras,
"también me bajo en la parada",
y mi respuesta, tan corta como el amanecer,
                                                    dejó en libertad a las musas que por tanto tiempo buscaba en las calles de Caracas,
musas que me han arrebatado segundos, minutos y horas de este día,
musas que gritan: ¡Escribe!, ¡Sueña!, ¡Ríe!, ¡Llora!
que crueldad tan hermosa la de las musas, 
pero no importa, valen todo, 
valen la espera, 
valen la agonía, 
valen la angustia, 
valen la vida.
No importa si lo crees o no, 
                                     pero al igual que espero musas que revivan a este majadero, te espera el asiento.   

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