miércoles, 8 de abril de 2015

Revisiones, parte I

En los lugares menos esperados surgen las interrogantes que pueden mover el juicio completo de una persona. La reflexión y la revisión interna se hace vital para comprender que se hace mal y como se puede mejorar una proyección social de uno mismo, lo menciono por los momentos que vivimos, por la impotencia de poder hacer más y no tener permitido hacer otras cosas. 

A la par de tener responsabilidades puntuales burocráticamente hablando, cada persona debería tener un espacio para la manifestación de sus ideas, de sus argumentos acerca de los momentos sociales específicos. En la era de las redes sociales, de los chismes 2.0, de los egos como centro del universo de la dirigencia, la revisión debe tener una participación estelar. 

Un reto y un compromiso social, al finalizar una jornada de aprendizaje, es colocar sobre la mesa todo y preguntar: ¿Estoy haciendo lo necesario para aportar al futuro del país?, ¿Cuantas veces he reído hoy?, ¿Abrí la puerta de la señora que estaba cargada del carajito y la bolsa del mercadito?, ¿Conformismo o conspiración?, ¿Generé un elemento destructivo para que el sistema que no termina de morir lo haga?, ¿Es queja o es propuesta?, ¿Escribí o leí algo?.

Estas interrogantes llegan al puño y letras de este humilde servidor por diversos momentos y elementos, cumplidos los 30 años son muchas las cosas por revisar, y otras tantas por rectificar, que me disculpen los conservadores, pero se trata de no dejarse llevar por la marea de quien busca joder a otros jodidos, ¡No, esa es la mayor de las miserias!, todo lo contrario, es hacer nuestro aporte para influir en el común denominador que es arrastrado a hacer lo que la santa pantalla manda, y por el que dirán de un estatus social que a nadie realmente importa. 

Leer es un acto subversivo, en los tiempos que estamos, de la era de Google y las neuronas de los mega bytes, debemos, literalmente, parir ideas, pujar, desde el metro cuadrado en que nos encontremos, hacer hasta lo imposible porque el tiempo se invierta en la realización de una sociedad más justa que nuestros nietos heredarán algún día.

Una sola persona no puede cambiar el mundo, pero puede generar las condiciones para que otros lo logren. Va para quien soy en este momento y para quien seré en un día, un mes, un año o en una década. 

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